Es realmente duro el caso que se está juzgando de la niña Asumta Basterra muerta presuntamente a manos de sus propios padres adoptivos, pero a mí ya no me extraña nada. Quiero decir que últimamente la maternidad se ha convertido en un mercado de compra venta donde ya se puede encargar bebés a la carta, bien en útero propio o ajeno o ya nacidos en otros países. Se ha pasado de que los hijos fueran la mayor riqueza de las familias a ser un capricho de ocasión que se pueden permitir algunas parejas aunque sean estériles, sin más razón que su propio deseo y sin contemplar los intereses ni las necesidades del niño.
La adopción puede ser un gran bien cuando lo que se busca es forman una familia con planes de futuro y darle lo mejor al niño. Pero a veces se utiliza para intentar salvar relaciones fallidas o para colmar las propias necesidades de cada uno de los miembros. Luego resulta que no es todo tan fácil, que puede ser que no se lleven muy bien o no surja el afecto esperado. Hay que dejar de considerar que tener hijos es un derecho de cualquier ser humano. Ser padres es un privilegio que hay que agradecer cada día y hacerse digno de él. Los niños no pueden ser más ratones de laboratorio en experimentos sociológicos.
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El afecto también puede no surgir con hijos biológicos. Yo creo que el caso de Assumpta es una terrible excepción. Un beso.
ResponderEliminarSobre todo cuando los consideras como un coche nuevo. Un beso.
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