Hijos de donante anónimo

Tempi).- La organización Men Having Babies (Hombres que tienen hijos) que se define como “sin fines de lucro”, acaba de tener el pasado 3 de mayo en Bruselas (Bélgica) su habitual congreso “Parenting options for European gay men” (Opciones de paternidad para hombres homosexuales en Europa).
Entre la variopinta presencia de varones gay, se encontraba una mujer belga, Stephanie Raeymaekers, para quien el evento es una auténtica agresión que pone en carne viva los dolores de su historia. Pero creyó que debía estar allí. Ella es la líder de Donorkinderen, organización que lucha por los derechos de miles de niños que en Europa y otros lugares del mundo son -como ella- víctimas de una transacción comercial en su origen… los bebés probeta, los fecundados in vitro.
Es “el congreso más grande en el corazón de Europa dedicado a los hombres homosexuales que quieren tener hijos”. En pocas palabras, una gran feria donde se venden potenciales "hijos maravillosos, perfectos" mediante úteros de alquiler y compra de óvulos para distintos presupuestos… ha declarado a revista Tempi de Italia Stephanie, en una valiosa entrevista -que Portaluz ha traducido- donde ofrece su testimonio y lo que ha padecido por ser una “bebe probeta”.
"Me siento como un producto comprado en el supermercado al que cortaron la etiqueta", dice esta mujer, que nació hace 36 años como hija de un donante de esperma anónimo. Stephanie continúa buscando su padre biológico, a quien la ley belga le impide conocer como también a quién sabe cuántos potenciales hermanos y hermanas, hijos todos del mismo padre, donante anónimo. ¿Tal vez su vecino o alguien afectivamente más cercano a ella podría ser su hermano, hijo del anónimo padre?…
Stephanie, ¿cómo naciste?
Soy una de las primeras personas concebidas con semen de donante tomado de un banco de semen, hablamos de los años setenta. Mis padres querían tener hijos, pero mi padre era estéril. Un médico les aconsejó la fecundación heteróloga. Mi madre tomó entonces hormonas para estimular la ovulación y sus tres óvulos resultantes fueron fertilizados in vitro con el esperma de un donante anónimo. En 1979 nacimos trillizos: mi hermana, mi hermano y yo.
¿Cuándo supiste la verdad acerca de cómo fuiste concebida?
Recién a los 25 años de edad, debido a que el médico había recomendado a mis padres que no nos dijeran nada. Esta es una maldición pero, no seamos ingenuos, funciona. Los médicos les dicen a los padres no hagan aún más complicada una situación ya compleja.
¿Y cómo te enteraste?
De la peor manera posible. Primero lo supo un amigo de mi hermano quien se lo contó a su novia, ella se lo dijo a mi hermano, quien me lo dijo a mí. Me enteré en la cena, el día de nuestro cumpleaños número 25. No era exactamente la mejor manera de estar informada, pero me alegro de haberlo sabido.
¿Por qué?
Porque entendí muchas cosas. Finalmente comprendí esa constante sensación de no tener nada que ver con mi padre.
¿Cómo reaccionaste a la noticia?
Al principio estaba muy enojada, porque durante 25 años mis padres habían mentido sobre una información esencial para mí… sobre quien realmente me había hecho. Pero la cólera ha disminuido con el tiempo y aparecieron muchas preguntas: ¿Quién es realmente mi padre? ¿Está vivo? Él murió? ¿Cuántos hermanos y hermanas tengo en realidad? ¿Él proporcionó su esperma a los demás? ¿Me parezco a él? ¿Piensa en mí? Sé que no me conoce, pero tal vez piensa en los niños que fueron concebidos con su esperma. ¿Lo hizo por el dinero? ¿Para ayudar a alguien? Antes mi vida era simple, ahora es mucho más complicada.
¿Cómo afecta esto la vida de tu familia?
Amo a mis padres y amo a mi padre, que siempre lo será, aunque yo no fui concebida biológicamente por él. Pero las relaciones se han visto afectadas, por la fuerza de las circunstancias. Cuando me enteré, mi padre me dijo: "El hecho de que no eres mía biológicamente interfiere en la relación que tengo contigo. De hecho tú me recuerdas constantemente que soy estéril ".
¿Qué significa haber nacido en un tubo de ensayo por un donante de esperma anónimo?
Me siento como si me faltara una pieza del rompecabezas. Es frustrante porque yo quiero saber de dónde vengo, pero por ley no puedo. A los 25 años tuve una crisis de identidad, porque siempre creí ser la hija biológica de una persona que no era realmente mi padre. Ha sido extraño: todo cambia, aunque todo siga igual.
¿Qué significa eso?
Soy consciente de que en algún lugar hay una persona que se parece a mí a quien estoy ligada, que quizás tiene mis propias maneras de hacer las cosas, mis propias características, pero no lo sé. Cuando voy en autobús o en bicicleta, siempre pienso: tal vez ese es mi padre, tal vez ese otro es mi hermano. Es una inquietud constante, saber que este ser humano existe, pero no sé quién es. Necesito satisfacer esta inquietud para definirme a mí misma, pero no puedo.
¿Por qué fundaste una asociación?
Hoy tengo una familia y cuando me quedé embarazada, por primera vez me sentí reflejada plenamente en otro ser humano. Entonces empecé a darme cuenta de lo mucho que echaba de menos este aspecto, cuánto me había faltado en mi vida. Fue un punto de no retorno y empecé a buscar y a luchar.
¿Cómo se tomaron esta iniciativa tus padres?
Mi madre se sentía culpable por no haberse dado cuenta que iba a tener todos estos problemas. Me dijo un día: "Si lo hubiera sabido, no lo habría hecho. Hoy no lo haría". Ella está orgullosa de mí y me apoya.
Si fueras una política y tuvieras el poder de escribir las leyes, ¿Qué harías?
Me siento como un producto comprado en el supermercado al que cortaron la etiqueta. Si un político escribe una ley que permite concebir un hijo con el material genético de una tercera persona, debe asumir responsabilidad e incluir como derechos fundamentales del niño concebido poder conocer sus verdaderos orígenes. Porque aquí hay una paradoja.
¿Cuál?
El concebido es la persona más importante, y sin embargo, es el único que no tiene elección: los padres pueden elegir, el donante puede elegir, el concebido no. Sin embargo, es él quien, literalmente, es "hecho" con el material genético de otro. No se puede condenar a estas personas, pretendiendo que alguna información no es importante.
¿Cómo así?
Se ve en los niños adoptados, que han nacido de otras relaciones. Para definirse es importante saber de dónde vienes… Cada vez que voy al médico, me preguntan el historial médico de mi familia. Y en cada ocasión les digo: "Conozco sólo la mitad". Y es increíble que este problema se haya creado por una ley.
¿Piensan como tú otros niños probeta?
Algunos no quieren saber de su padre biológico, pero todos necesitan hablar de ello. La tragedia es que no todo el mundo puede, porque tal vez el hermano no sabe o no lo sabe el abuelo o no quieren estigmatizar a los padres. Conozco a muchos que van a un psicólogo, llenos de problemas porque no pueden conocer sus orígenes. Otros tienen muchas preguntas, pero sus padres no quieren hablar de eso.
¿Por qué?
Porque tienen miedo a estas preguntas, las ven como un rechazo de su amor y dicen a los niños: no quiero hablar de eso, deberías estar feliz, tienes todo lo que necesitas, no hay razón para hacerte problemas. Mucha gente, cuando me conocen me dicen: gracias, ahora sé que es normal tener todas estas preguntas, pues vienen incluidas en el paquete.
Se suele pensar que el amor de los padres es suficiente
No es así, porque este método de concebir crea heridas que no cicatrizan y provocan que los hijos se alejen de sus padres. Hay historias que rompen el corazón. Una niña, hija de una mujer soltera, a los nueve años le dijo a la madre que cuando fuera mayor quería estudiar derecho para cambiar las leyes de Bélgica. Conocí a una chica de 24 años, que nació con una gran mancha en la cara. Sus padres se separaron poco después de haberla tenido, y su padre le dijo: "Yo no podía tener hijos y pagué un montón de dinero por ti. Y ni siquiera tuve una hija perfecta, sino una deformada". Cuando escuché esta historia, me eché a llorar. Esta herida es más grande que cualquier mancha en la cara.
No todos los padres serán así…
Yo siempre espero que todo padre ame a sus hijos incondicionalmente. Pero cuando se empieza a hacer contratos e intercambiar dinero, cuando se aprueban leyes que permiten estas cosas, se fuerza el amor que ya no es incondicional. Los niños se vuelven como objetos. He comprado un coche, pero ya no lo quiero; compré un bebé, pero ya no lo quiero. Es como el lema del congreso en Bruselas. Regresé a casa desde allí muy triste, en shock.
¿Que te ha conmocionado?
Te daban una lista de precios y te ofrecían todo lo necesario: Abogado, óvulos… hasta la madre de alquiler. Por 5.000 euros podías incluso elegir el género de tu bebé, masculino o femenino. Crean seis embriones y luego eligen el más adecuado. Y los otros embriones, ¿dónde van a parar?
¿Son descartados?
Para mí, que ya me siento un producto, esto es aún más loco. Tarde o temprano, podrás comprar a los niños por Internet. Ya era una locura en los años setenta. Nunca deberían haber permitido a nadie hacer niños con el material genético de otro. Está mal. Esta forma de pensar es errónea.
¿No crees que se podría volver atrás?
No sé, creo que es difícil de detener este proceso. Con todo, sin embargo, estoy luchando para garantizar los derechos de los niños nacidos como yo; esto será seguramente posible. Porque hoy se cree en una mentira. El derecho de un niño no existe y nunca ha existido.
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