Me gustan mucho las verduras pero por desgracia me hacen daño porque tengo colon irritable. Aun así procuro ponérselas a mis hijos de vez en cuando. Mis hijos no extrañan la verdura porque la comieron mucho de pequeños; sin embargo, la mayoría de mis sobrinos (son diecisiete) no las han visto más que en fotografía. Así que la llamada dieta mediterránea no existe en mi árbol familiar. Únicamente las abuelas la siguen practicando. La verdura no es algo que entre fácilmente. Hay que acostumbrarse a los sabores cuanto antes o no te gustarán nunca, especialmente si no sabes cómo hay que prepararlas. Un niño que no comió verdura es un adulto que no la comerá.
Por eso, cuando leo que hay padres que pactan el menú con sus hijos, o que les preparan algo alternativo (croquetas) cuando lo que hay no les gusta; me parece que están jugando con la salud de sus hijos y eso es algo muy serio. Ya no se trata tanto de que se malacostumbren a salirse siempre con la suya (que también). Es que su cuerpo tiene carencias fundamentales que, ni los complementos alimenticios ni las vitaminas podrán suplir correctamente. Sobretodo porque el resto de su vida tampoco van a querer probar la verdura y, aunque sólo sea por eso. se perderán una experiencia de sabores insustituible.
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Hola. efectivamente hay que tener una dieta equilibrada pero llegamos a una edad en la que nos preocupan los kilos de más. Desde hace 20 años soy vegetariana y no noté ninún problema por abandonar la carne. Tomo todo tipo de verduras y me encantan... Con respecto a los padres que les hacen una comida alternativa no lo veo mal porque al final los niños tienen que estar sanos y saludables... seguimos en contacto
ResponderEliminarsiempre que sea una excepción y no la regla. Un beso.
EliminarYo no tengo hijos pero imagino que tiene que ser un infierno estar luchando todo el día para que los niños coman. Por eso también entiendo que a veces terminen cediendo a que los niños coman lo que quieran.
ResponderEliminarMi madre conmigo tuvo suerte. Sólo había un par de cositas que no me gustaban, así que nunca se vio forzada a obligarme a comer. Con no darme esas dos o tres cosas, estaba solucionado el asunto. Un besote!!!
Todavía no se ha muerto ningún niño de hambre en España porque su madre insista en darle verduras. Si comen poco ya comerán más de otra cosa, pero tienen que probarlas. Un beso.
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