miércoles, 24 de febrero de 2016

El derecho a sentirse ofendido

Con esto de la libertad de expresión y un sentido del humor mal entendido, se supone que los de siempre no tenemos derecho a sentirnos ofendidos. Se juega con el Padre nuestro, con las monjas y la misa impunemente e incluso algunos en la Iglesia dicen que hay que perdonar. Se perdona al que se arrepiente y tiene propósito de enmienda; no al que está orgulloso y dispuesto a repetir. A veces parece que los sacerdotes son sus peores enemigos. Mientras la gran mayoría de los españoles tenemos que tragar bilis mientras vemos cómo se pone en solfa lo más sagrado. Y todavía tenemos que responder con una sonrisa.

Porque si te ofendes no eres moderno ni democrático. Pero si a alguien se le ocurre hablar mal de los dogmas de la progresía, entonces eres un fascista. Existen dos varas de medir muy claras en España. La diferencia es que nosotros no ofendemos a nadie porque tenemos educación y por tanto no hay nada que perdonar de nuestra parte. De eso se aprovechan los que disfrutan haciendo daño gratuitamente. Pero no podemos caer en la trampa de negar la ofensa, porque ha existido y tiene que tener consecuencias legales, independientemente de que algunos prefieran pasar página. Porque si no hay reacción, la ofensa será cada vez mayor y más frecuente.

4 comentarios:

  1. Cada cual es libre de decir lo que quiera pero creo que hay contextos donde no procede.

    Besos!!!

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  2. Calladitos están más guapos. Un beso.

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  3. Se habla mucho de la lacra de la violencia pero muy pocos entienden que una de sus formas es ciscarse, burla mediante, en las creencias del prójimo. Las creencias de la gente forman parte de su integridad como personas, por lo tanto quien se hace escarnio de ellas está agrediendo, y por lo tanto está practicando la violencia, contra los seres humanos que las profesan.

    No puede haber libertad para insultar impunemente a los demás. Y quien esboza una sonrisita, o un asomo de comprensión hacia este género de insultos es, simple y llanamente, un ser violento. Y hasta un imbécil, si me apuras. Saludos.

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    1. Es verdad. La burla también es violencia y no se debe admitir. Un beso.

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