martes, 22 de septiembre de 2015

Cambio de vida

Hoy Covadonga me ha recordado lo que ha cambiado mi vida en el último mes. Mi hija menor ya terminó el colegio y, tras veinte largos años, por fin he podido dejar de levantarme a las siete y media para llevarles al colegio. Han sido además tres colegios diferentes por circunstancias ajenas. Ya me conocía el camino al último con los ojos cerrados. A veces todavía salgo de casa y estoy a punto de seguir la ruta habitual hacia allá. Tantos exámenes, tantas reuniones con los profesores, tantas fiestas de Navidad y fin de curso. Estuvo bien mientras duró pero la verdad es que acabé harta. Ahora a esperar si llegan nietos...

Toda una etapa de mi historia. Casi la mitad de mi vida. Y ahora por fin soy libre, aunque me preocupan sus estudios superiores, como es natural. Pero eso ya no está en mis manos. Es curioso cómo en la vida hay momentos que crees que no van a llegar nunca y al final llegan. Llevo unos días que me siento extraña como si tuviera alguna obligación que estuviera desatendiendo. Me tengo que repetir a mí misma que no es así. Lo siguiente será que se vayan de casa y eso me va a costar mucho más. Así que más vale que me vaya acostumbrando y relajando un poco. El estrés cansa pero su ausencia también se nota.

4 comentarios:

  1. Hola. qué suerte que cierras esa etapa de tu vida. Ya estoy harta de las reuniones de padres, de las actividades y de las fiestas... Parece que nunca va a terminar esta etapa pero cuando termina nos cuesta reconocer que el tiempo pasó volando... Seguro que pronto te acostumbrarás a esta bueva etapa y de tener las mañanas para ti. Seguimos en contacto

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  2. Sí que se nota. Uno se acostumbra a la rutina y luego cuesta salirse de ella. Un beso.

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