Tengo que repetírmelo porque todavía no me lo creo. Tenía ochenta y seis años, parkinson desde hace veinte y el corazón muy débil. Mi madre era una persona muy dulce y cariñosa, aunque tenía su pronto como todo el mundo. Mi madre siempre estaba ahí para lo que necesitaras, pero procurábamos no preocuparla mucho porque luego no podía dormir. Siempre pensaba en los demás, nunca en sí misma. Volcada con su familia, siguiendo a su marido a todas partes incluso aunque no estuviera de acuerdo. Responsable, activa, trabajadora. Lo que más le gustaba era salir a la calle a pasear y tomar una cerveza.
Siempre pendientes de todos, era capaz de no comer por dejarnos su plato. Nunca se quejaba, apenas la he visto llorar. Una paciente ejemplar que no daba ni un problema. La mujer que la cuidaba la quería entrañablemente. Estaba allí siempre sin reclamar ningún protagonismo. Nos va a costar llenar su vacío. Sin embargo, ahora está con mi padre al que quiso profundamente hasta el final. Una pareja así no podían pasar mucho tiempo separados. Descansa en paz, querida mamá. Tu recuerdo permanecerá por siempre y aquí dejas una fotocopia desmejorada, que soy yo, tu hija.
Este blog permanecerá inactivo una temporada. gracias.
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Lo siento muchísimo, Susana. Un beso grande.
ResponderEliminarTe mando mis condolencias y un abrazo. Lo siento mucho.
ResponderEliminarHola: siento muchísimo la pérdida de tu madre. Ya me imagino por los momentos tan tristes y convacío existencial por los que estás pasando. No hay palabras de consuelo pero mucho ánimo.
ResponderEliminarLo siento mucho Susana, queda el consuelo de saber que estará muy bien, con tu padre, dándote fuerzas desde arriba. Mucho ánimo!
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte, Pilar
Oh!, es una pena leer tu post hoy. Lo siento mucho. Sin embargo es un consuelo saber que tu mamita goza de una vida mejor. Dios te fortalezca y te dé paz en tu corazón.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Lo siento, Susana. Un beso gordo y mucho ánimo.
ResponderEliminarLa pérdida de la madre es siempre dolorosa y aunque la veamos muy malita la separación duele en el alma.Sólo la fe nos ayuda en estos momentos pues sabemos que ha entrado en la VIDA eterna, a la cual todos estamos destinados.
ResponderEliminarRecibe mi condolencia y un cariñoso abrazo