Ayer caí en la cuenta de que hace veinte años que compré mi casa y llevo ese tiempo aparcando en mi plaza de garaje. Y a mí me parecía que no eran más de diez años. La percepción que se tiene del paso del tiempo es muy engañosa. Hay cosas que parece que pasaron anteayer aunque haga una década o dos. Ahora estoy deshaciendo la casa de mis padres y resulta duro andar hurgando en cosas ajenas y sacar recuerdos tan lejanos y no saber qué hacer con ellos. Para mí las cosas tienen un residuo del alma de las personas a las que pertenecieron y me da verdadera pena tener que tirarlas cuando ya no les encuentro ningún uso.
Supongo que es un sentimentalismo un poco absurdo, más teniendo en cuenta lo que mis padres siempre decían: que después de la muerte no queda nada importante en el mundo; lo fundamental se ha ido al cielo. Por eso querían que los incineraran y nunca visitaban los cementerios. Pero yo no puedo evitar encariñarme también con las cosas que me traen recuerdos, a pesar de que mi infancia no fuera precisamente la mejor etapa de mi vida. Llevo veintisiete años casada. Mi hijo mayor ya cumple veinticuatro. Yo cumpliré cincuenta dentro de poco. El tiempo parece que pasa muy lento y cuando vas a darte cuenta ya hace mucho que se ha ido.
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Es tremendo lo rápido que pasa el tiempo. A mí también hay veces que hay cosas que me parece que pasaron hace dos o tres años y resulta que ya han pasado ocho. Qué vértigo da. Un besote!!!
ResponderEliminarEngaña mucho. Un beso.
EliminarAsí es, y con el ritmo actual todavía pasa más rápido.
ResponderEliminarBesos
También es verdad. Un beso.
EliminarYo también siento ese apego por las cosas, me recuerdan a personas, momentos felices...por ejemplo, he sido incapaz de desprenderme de ropa pequeña de mis hijos porque me recuerda a tiempos pasados que no volverán, porque la hizo mi madre con mucho cariño, porque efectivamente, el tiempo pasa volando. Un beso muy fuerte.
ResponderEliminarYo también guardo ropa de mis hijos. Un beso.
EliminarYo no guardo nada, de nada y en ese sentido, espero facilitárselo a mis hijos el día que yo falte, y que encuentren poco que tirar.
ResponderEliminarPero que te entiendo, te entiendo.
Besos, muchos.
Yo también guardo demasiado. Un beso.
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